Actualmente, la gran mayoría de los autos eléctricos utilizan baterías de iones de litio, pero dentro de esta categoría y en desarrollo existen diferentes químicas y tecnologías. Aquí te detallo los principales tipos que se encuentran en el mercado y los que se perfilan como el futuro de la movilidad eléctrica.
1. Baterías de Iones de Litio (Li-ion)
Este es el estándar de la industria y la tecnología predominante en la actualidad. Ofrecen una excelente relación entre densidad energética (lo que se traduce en mayor autonomía), peso, y vida útil. Sin embargo, dentro de esta tecnología hay variaciones en la composición del cátodo que resultan en diferentes características:
- Níquel, Manganeso y Cobalto (NMC): Es una de las químicas más comunes en Europa y América del Norte. Proporcionan una alta densidad de energía, lo que es ideal para vehículos de largo alcance. Son más caras debido al cobalto, y su estabilidad térmica es moderada.
- Níquel, Cobalto y Aluminio (NCA): Similares a las NMC, ofrecen una densidad de energía muy alta y un gran rendimiento, por lo que se utilizan a menudo en vehículos eléctricos de alta gama. También son costosas.
- Litio-Ferrofosfato (LFP): Estas baterías son una alternativa más asequible y segura, ya que no contienen cobalto ni níquel. Aunque su densidad energética es menor (lo que puede resultar en menos autonomía para el mismo peso), su ciclo de vida es superior y son muy estables térmicamente. Se han popularizado en los últimos años, especialmente en vehículos de gama baja y en China.
2. Baterías de Níquel-Hidruro Metálico (NiMH)
Fueron las baterías estándar en los primeros vehículos híbridos (como el Toyota Prius) y aún se usan en algunos modelos. Tienen menor densidad de energía que las de iones de litio y son más pesadas, por lo que han sido reemplazadas en los vehículos totalmente eléctricos.
3. Tecnologías Emergentes y Futuras
La industria está en constante investigación y desarrollo para mejorar el rendimiento, reducir costos y aumentar la seguridad. Las siguientes tecnologías son las más prometedoras:
Baterías de Iones de Sodio: Aprovechan la abundancia y bajo costo del sodio para ofrecer una alternativa más económica al litio. Funcionan bajo el mismo principio que las de iones de litio, pero su menor densidad energética las hace más adecuadas para vehículos pequeños o para el almacenamiento de energía en la red, aunque también se están explorando para su uso en vehículos eléctricos.
Baterías de Estado Sólido: Consideradas el «Santo Grial» de la tecnología de baterías, reemplazan el electrolito líquido de las baterías de iones de litio por uno sólido. Esto ofrece varias ventajas significativas:
Mayor Densidad Energética: Lo que se traduce en más autonomía con un paquete de baterías más pequeño y ligero.
Mayor Seguridad: Al eliminar el electrolito líquido inflamable, se reduce drásticamente el riesgo de incendio.
Carga Más Rápida: Pueden soportar corrientes de carga más altas.
Mayor Vida Útil: Tienen una degradación mucho menor a lo largo del tiempo. Actualmente, están en fase de desarrollo y se espera que comiencen a integrarse en vehículos de producción a gran escala en los próximos años, inicialmente en modelos de alta gama.
